1. De castillo a palacio y a pinacoteca
El edificio que alberga el Museo fue en origen el castillo del Louvre (siglo XII), luego reconvertido en Palacio Real. La que lo transformó en el gran palacio que es actualmente fue Catalina de Médici (1519-1589). Quedó desocupado por la Familia Real a finales del siglo XVII y desde 1778 acogió las exposiciones de la Real Academia de Pintura y Escultura.
2. Fue el primero público y de libre acceso
Tras la Revolución Francesa (1789), llegó su apertura parcial como Museo del Louvre el 8 de noviembre de 1793. Por primera vez en la Historia, se traspasaron colecciones privadas de las clases dirigentes a una galería de propiedad pública. Además, el acceso era libre: no se limitaba al público culto ni se regulaba con visitas concertadas, como en los Uffizi y el Museo del Prado en sus inicios.
3. Es el más visitado del mundo
Según los datos más recientes, referidos a 2015, el Museo del Louvre recibió ese año a 8,7 millones de personas, lo que lo sitúa como el más visitado del mundo, seguido por el Museo Nacional de China(Pekín), el Museo de Historia Natural de EE UU (Washington) y el Museo Británico (Londres).
4. El origen de sus colecciones
No es de extrañar, por lo enorme (varios km) y majestuoso del edificio y la amplitud de sus colecciones (artes plásticas, arqueología y artes decorativas previas al impresionismo). Provienen de cuatro fuentes: colecciones reales –iniciadas por Carlos V y ampliadas sobre todo por Francisco I, Luis XIV y Luis XVI–, incautación revolucionaria a la nobleza y la Iglesia, expolios internacionales durante las guerras napoleónicas y donaciones privadas (siglos XIX y XX).
5. Estuvo unido a las Tullerías
El edificio del Louvre formó un conjunto con el vecino Palacio de las Tullerías hasta 1871, cuando este último fue destruido por un incendio durante el violento final de la Comuna de París. Los tesoros artísticos de las Tullerías fueron devorados por el fuego y sus ruinas serían demolidas unos años después; desde entonces, el Louvre domina los Jardines que quedaron en dicho solar.
6. Napoleón le cambió el nombre
Siempre dado a la megalomanía y el culto a la personalidad, Bonaparte lo rebautizó como Museo Napoleón y lo llenó de obras requisadas por sus ejércitos en los países que invadió. Tras caer el corso, muchas de estas piezas fueron devueltas... y el Louvre volvió a ser el Louvre.
7. Tiene el cuadro más famoso de todos los tiempos
Es La Gioconda de Leonardo da Vinci, claro, por delante de otras obras pictóricas muy conocidas –como el Guernica de Picasso– en todas las encuestas de popularidad. Fue adquirida por el rey Francisco I a principios del siglo XVI y desde entonces es propiedad del Estado francés.
8. Y muchas otras joyas...
Sobre todo, del mundo antiguo: Mesopotamia (los Toros Alados), Egipto (el Escriba Sentado; 2400 a.C.), Babilonia (el Código de Hammurabi; 1728 a.C.), Grecia (un fragmento del friso del Partenón, la Victoria de Samotracia y la mítica Venus de Milo)... Y también más recientes: La encajera (Vermeer), La balsa de la Medusa (Géricault), obras de Rafael, Miguel Ángel, Rembrandt, Caravaggio, Murillo...
9. Cuenta con dos sucursales
La necesidad de dar visibilidad al enorme porcentaje de sus tesoros que estaba almacenado llevó a abrir otra sede en Lens (cerca de la frontera con Bélgica) en 2012 y una segunda delegación nada menos que en Emiratos Árabes Unidos: el Louvre Abu Dabi, aún en fase de construcción y diseñado por Jean Nouvel.
10. Un clásico modernizado
El Louvre original fue sometido a una ambiciosa modernización en la década de 1980, cuyo icono es la pirámide de cristal creada por el arquitecto chino-estadounidense Ieoh Ming Pei. Ésta centraliza el acceso en un recibidor subterráneo, desde el que se llega a las diversas salas del Museo.